miércoles, 14 de noviembre de 2012

Reseña | Corazón comanche | Catherine Anderson






UNA PROMESA DE AMOR
Obligada a huir de las llanuras salvajes de Texas, Amy Masters encontró su nuevo santuario en las doradas colinas de Oregon. Allí empezó una nueva vida, pero nunca pudo olvidar a Antílope Veloz, el magnífico guerrero comanche que le robó el corazón.Y ahora el guerrero comanche, convertido en un famoso pistolero cuya peligrosa reputación es más que conocida por todo el Oeste, la ha encontrado.Él prometió no olvidar nunca a la orgullosa belleza de cabellos dorados que lo persigue en sueños, y ha venido para cumplir con su voto. Pero, ¿conseguirá que ella crea en su amor y anhele sus caricias del mismo modo que él lo hace?




He de admitir algo mal que me pese: la novela romántica no está considerada literatura de segunda porque sí. La mayoría de las veces son historias superficiales con personajes bastante predecibles y esquematizados. Cada autora tiene su “personaje tipo” y un esquema definido que conduce todas sus historias y raramente se aparta de él. Algunas autoras lo disimulan mejor que otras y por eso son consideradas mejores, pero si analizamos todas sus obras en profundidad, podemos ver claramente cuáles son las líneas que dirigen todas sus novelas.


Claro que toda regla tiene su excepción y dentro de la mediocridad que abunda en este mundo (en general), de vez en cuando encontramos joyas invaluables. Y “Corazón comanche”, al igual que su predecesora “Luna comanche”, cuya crítica podéis encontrar aquí, es una de ellas.


Antílope Veloz, llamado ahora Veloz López, se encuentra de nuevo con Amy después de quince largos años. Ambos han cambiado y no para bien. No voy a narrar aquí lo que les ha ocurrido ni lo que les ha hecho cambiar tanto porque la sorpresa, sobre todo en el caso de Amy, es fundamental para mantener la emoción de la historia, pero sí voy a atreverme a desvelar un poquito lo que ocurre entre ellos.


Cuando él llega a Tierra de Lobos, el pueblo donde Amy es maestra de escuela y donde vive protegida por Cazador y Loretta, decide hacerle cumplir su promesa, hecha quince años atrás, y quiere obligarla a casarse con él. Pero Amy ha pasado por muchas cosas y se niega rotundamente a depender de un hombre y perder su libertad.


Debemos ser conscientes de la época y lugar donde ocurre la historia, cuando las mujeres no tenían derechos ni posesiones, pues todo pertenecía al marido, y donde no había leyes que las protegiesen de los abusos. Amy ha sufrido mucho y ha peleado más para conseguir lo poco que tiene y se aferra a su libertad con uñas y dientes y lucha contra Antílope. Y él, en plan oso cavernario, la pincha, la provoca, la acosa, para obligarla a cumplir su promesa de matrimonio. Asalta ferozmente los muros que Amy ha erigido a su alrededor para protegerse, intentando romperlos por la fuerza de su pura cabezonería, al más puro estilo de “protagonista macho de Lora Leigh”. (Inciso: yo creo que las protagonistas de esta autora se rinden al macho más por puro cansancio que por otra cosa).


No nos engañemos: si hoy en día alguien nos persiguiera de esa manera lo denunciaríamos por acoso y acabaría, cuanto menos, con una orden de alejamiento.


Y ahí llega la sorpresa. Porque llega un momento que Antílope Veloz se da cuenta ¡oh, milagro! que su estrategia es totalmente equivocada. Y eso, señoras, hace que a mis ojos este personaje consiga un 10 de puntuación.


La historia, igual que su predecesora, es tierna y aterradora a partes iguales. Estamos en el salvaje oeste, donde la violencia y la muerte son el pan nuestro de cada día, y eso afecta tanto al ambiente que rodea la historia como a los propios personajes, y vivimos esa crueldad, la palpamos a través de las palabras de la autora y de las acciones y emociones de los protagonistas. Lloramos con ellos, reímos y sufrimos con cada paso que dan, que a veces los acercan y a veces los alejan, esperando y sufriendo con ellos por un final feliz.













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