miércoles, 14 de noviembre de 2012

Reseña | Condesa por Navidad | Adrienne Basso






Una mujer con un pasado…Hace seis años, Rebecca Tremaine, la hija de un vicario, quedó embarazada de su prometido. Cuando murió inesperadamente, Rebecca tenía el corazón roto y cayó en desgracia. El niño nació muerto, o eso creía Rebecca. Ahora, está impresionada y llena de júbilo al descubrir que sus parientes dispusieron que su bebé, Lily, debía ser entregada a un pariente lejano, Cameron Sinclair, conde de Hampton. El conde viudo acepta de mala gana que Rebecca visite a Lily durante la Navidad en su casa de Kent, donde se encuentra con que la niña, aunque que es un encanto, está alarmantemente malcriada, y el conde, apuesto y seguro de sí mismo, es inconmensurablemente atractivo.Un amor para todas las estaciones…Elegante, compasiva y cautivadora por completo, Rebecca llena la casa de Cameron Sinclair de calor y luz. No se puede negar que su preocupación por el comportamiento de Lily está bien fundada. Al igual que sabe que él tampoco puede negar el dolor que siente ante la idea de su partida. Después de la muerte de su esposa hace tres años, Cameron se mantuvo inflexible, pensando que nunca podría amar a otra mujer. Pero a medida que la temporada navideña llega a su fin, sólo le resta esperar que no sea demasiado tarde para admitir la alegría de saber que estaba profunda y deliciosamente equivocado.







Un dos por uno siempre es una ganga. Pagar uno y llevarse dos. Si hablásemos de cualquier otro tipo de artículo, no lo pensaría. Pero en una novela a veces eso es arriesgado. Me explico.


La historia principal entre Rebecca Tremaine y Cameron Sinclaire es absolutamente deliciosa. Que al principio él la vea como una amenaza, es algo lógico. Al fin y al cabo es la madre biológica de su hija, una niña que su difunta esposa y él adoptaron de recién nacida. Que la madre aparezca de repente después de seis años pidiendo (a través de su hermano Daniel) conocer a la niña, es alarmante. Que además lo haga a través de un velado chantaje, es preocupante. Y cuando Rebecca se da cuenta de lo altamente mimada que está su hija e intenta entrometerse en su educación, la reacción de Cameron es de esperar. Hasta que se da cuenta que la preocupación de Rebecca es genuina, que no tiene intenciones de romper el delicado equilibrio que ha conseguido después de la muerte de su esposa, y que realmente la pequeña Lily es una niña consentida que con seis años se está convirtiendo en una manipuladora experta.


A partir de ese momento, Cameron empieza a mirar a Rebecca con otros ojos y el romance es inevitable.


Pero esta no es toda la historia. De ahí el dos por uno del principio. Porque también están Daniel, hermano de Rebecca, y Charlotte, hermana de Cameron. Y es su romance el que a mi me llegó más al corazón.


Ambas historias corren paralelas y cada personaje se enfrenta a sus propios miedos y dudas. Charlotte, con una deficiencia física (es ligeramente coja) no comprende que un hombre como Daniel se fije en ella. Daniel, por su lado, sabe perfectamente que una mujer como Charlotte, hermana de un conde, está fuera de su alcance al ser él sólo el hijo de un vicario que se ha hecho rico en el extranjero. Cameron debe enfrentarse a la certeza que el sentimiento que pensó que había muerto junto con su esposa, a la que amaba profundamente, está despertando de nuevo y enteramente dirigido a la señorita Tremaine. Y Rebeca Tremaine, que ya había aceptado que después de la muerte de su prometido, al que quería con todo su corazón, y padre de su hija bastarda, se había convertido en una solterona que pasaría el resto de su vida sola y dependiendo de su hermano Daniel, se sorprende a sí misma enamorándose repentinamente de un hombre como Cameron Sinclaire, que la trata con una hostilidad manifiesta al considerarla un peligro para su familia.


Encontrar el equilibrio justo entre las dos historias para que no se eclipsen mutuamente es difícil y he de admitir que la autora lo ha conseguido con bastante soltura, dedicándole a cada una de ellas la suficiente profundidad para que no nos parezca que la historia supuestamente secundaria entre David y Charlotte es un mero relleno. En realidad, es esta segunda historia la que nos regala momentos realmente deliciosos, como el masaje disimulado que David le da a Charlotte en la pierna enferma cuando se da cuenta del dolor que ella siente, en una sala donde hay más personas aunque estén distraídas jugando a las cartas.


Es, en definitiva, una novela tierna y encantadora que recomiendo sin duda.

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