El blog de D.W. Nichols Autora de novela romántica y erótica

domingo, 29 de julio de 2012

Relato: Caminar


Caminar. Nuestras manos entrelazadas mientras pisábamos nuestras sombras. El sol, desde su carro celestial, nos observaba atento a nuestras caricias veladas. Éramos felices, en ese entonces. Cualquier excusa era válida para besarnos, y cualquier momento era bueno para hacer el amor. No nos importaba nada, ni nadie era más importante que nosotros mismos.

La arena de la playa y el agua del mar acariciaban nuestros pies desnudos mientras caminábamos. El azul del cielo competía con el verde del mar en el horizonte, intentando ganar terreno el uno al otro, inmortalizándose en un manto de colores fríos que ofuscaba la cólera del observador mancillado, aquel que acude al mar para llorar sus penas y dejar que las lágrimas limpien todo el dolor.

El calor del sol nos acariciaba la espalda mientras el agua nos lamía los pies, y tus manos me asían por la cintura para atraerme hacia ti y poder besarme, con ganas, con pasión, olvidados los ojos que nos miraban.

Éramos felices, en ese entonces. Cuando la sonrisa iluminaba nuestros rostros y las carcajadas acudían fácilmente a nuestra garganta. No importaba el piso pequeño donde vivíamos ni la cama estrecha porque no cabía una mas grande. Siempre decías riendo que era mejor así, porque de esa forma siempre tenias una excusa para dormir abrazado y yo no podía quejarme porque no teníamos otro remedio. Y yo me reía también y te decía que desde cuando necesitabas una excusa para abrazarme...

Éramos felices, sí, muy felices. Me hacías el amor todos los días en cualquier lugar, no importaba donde. Recuerdo aquel día que viniste a buscarme a la oficina y nos metimos en el baño, y allí me hiciste tocar las estrellas con las manos, gimiendo en susurros porque si don Genaro nos pillaba seguro me despediría... Pero en ese entonces éramos felices y no me importaban los riesgos. Aún pensábamos que el amor todo lo podía y que ninguna dificultad sería suficientemente terrible como para que no pudiésemos con ella.

Pero nos habíamos olvidado de algo.

Nos habíamos olvidado de la rutina, el tedio, el aburrimiento. Tres nombres para una misma cosa, tres nombres para el asesino de nuestro amor...

Éramos felices, en ese entonces, cuando todo era una sorpresa y nada nos divertía mas que estar juntos mirándonos a los ojos.

Lastima que ya no es así.


jueves, 26 de julio de 2012

Relato: Niños de la guerra


Según las cifras oficiales, hoy en día hay 300.000 niños y niñas que son utilizados como soldados en todo el mundo, pero teniendo en cuenta que en la mayoría de países en que se sigue esta práctica, no hay registros de nacimientos ni identificaciones, es seguro que la cifra real es mucho mayor.



            M. tenía siete años cuando los mayi-mayi lo reclutaron a la fuerza. Volvía a su casa de la iglesia local con otros niños, después de haber estado toda la tarde peleándose con las letras y los números. El misionero siempre les decía que el mejor camino para escapar de su miseria era el conocimiento, y él le creía. Soñaba con un futuro mejor que el que tenía, un futuro en el que ni él ni sus hermanos pasaban hambre, y en el que su madre tenía las medicinas que necesitaba para combatir el VIH que le habían contagiado la última vez que la violaron.
            Llegaron con sus jeeps haciendo ruido, rompiendo el monótono zumbar de la naturaleza a su alrededor. Intentó huir, corriendo desesperadamente, intentando fundirse con las altas hierbas que flanqueaban el camino. Su corazón golpeaba furioso contra su pecho amenazando con romperse. Los gritos de sus amigos atronaban en su cabeza y era como si el ruido de los disparos quisieran hacer estallar sus oídos.


sábado, 14 de julio de 2012

Antología de MR


      Igual que en las Navidades pasadas, he vuelto a participar en una antología especial. En este caso, era para celebrar las tercer aniversario del foro MR. Como siempre, ha sido un verdadero placer hacerlo.

     Esta vez, mi relato se titula "Encuentro" y está protagonizado por  Marcos y Victoria, dos personas que se conocen hace tiempo pero que no se han decidido a mostrar lo que sienten el uno por el otro. Hasta que Marcos piensa que ya está bien de hacer el tonto.

     Hay más relatos, 23 en total, que harán las delicias de quién se decida a leerlos.