El blog de D.W. Nichols Autora de novela romántica y erótica

miércoles, 22 de agosto de 2012

Relato: Tal vez soñar



Puedo escribir esta noche los versos mas tristes
Pablo Neruda

Lloraba, y sus lágrimas caían angustiosamente formando regueros de dolor en sus mejillas. Moría, y el alma huía corriendo de aquel escenario de dolor llevado por las alas del sufrimiento.

Su vida no había sido larga, bonita o buena, sino corta y muy jodida. Pensó en su madre, esperándole para cenar, manteniendo la sopa caliente, mirando el reloj con impaciencia... ¿Lloraría su muerte o se sentiría aliviada?

Le ardía el vientre y la lengua estaba tan seca que se le pegaba al paladar. Dolía, y el dolor era bienvenido porque mientras durase significaba que aun vivía, que su corazón aun golpeaba con fuerza en su pecho. La gente gritaba a su alrededor, pero las palabras sonaban vacías y sin significado; ninguna voz era distinta a las demás, todas eran frías, distantes, anodinas como el sonido del altavoz anunciando la llegada de un nuevo tren en la estación.

Moría, la vida se fugaba de su cuerpo esparciéndose con el charco de sangre que rellenaba las fisuras del empedrado, dibujando en el suelo figuras carmesí.


domingo, 19 de agosto de 2012

Divagar

Seis de la madrugada y sin poder dormir. En parte, es por el sofocante calor. En parte, por las ideas que bullen en mi mente sin cesar.

"Desde el amanecer", la que será mi primera novela, se convirtió hace unas semanas, por arte de birlibirloque, en dos. Y en estos momentos de enajenación mental, está a punto de convertirse en una trilogía.¿No te parece la mar de original? (Léase con sarcasmo).

Pero no puedo evitarlo. Cuando te encuentras con unos personajes tan absolutamente cautivadores como Akeru, Hikarí y Kurayami, no puedes alejarlos de la mente ni un instante. Y así estoy. Seis de la madrugada, y aquí en el blog poniendo en palabras una serie de balbuceantes ideas que revolotean incansables. Y deseando que se alejen por un instante para poder dormir.
Pero las ideas son implacables, y cuando la mente pone el motor a toda velocidad, es imposible detenerla. Se filtran, se mezclan, se agolpan.
También estoy trabajando en la que será la primera novela de la serie "Manada de Midtown", de la que, hasta el momento, sólo hay una pequeña muestra en forma de relato corto que está disponible en mi web.

Demasiadas cosas, demasiados personajes, demasiadas historias cruzándose unas con otras en medio de un mar embravecido lleno de neuronas que lo único que parecen querer, es impedirme dormir.
¿Por qué las mejores ideas aparecen siempre en mitad del duermevela? ¿Cuando pensamos "ahora, ahora me dormiré" y podré descansar por fin? Y me desvelan, otra vez. Giran y giran y me machacan y me llaman la atención con imágenes tan nítidas que es como si estuviera viendo una película. Los personajes se desbocan, piden mi atención.

Y en estos momentos es cuando releo lo que he escrito y pienso: ¿te has vuelto loca, o qué? Deja de divagar y ponte a dormir de una puta vez.

jueves, 9 de agosto de 2012

Soñarte es...







Soñarte es sentir
tus manos sobre mi piel desnuda
y tu aliento excitado recibir
cerca de mi garganta ofrecida.
Soñarte es beber
yo tu sangre y tu la mía
compartiendo así al comer
la vida que tanto nos ansia.
Soñarte es una locura
que entabla una lucha suicida
la razón contra la diablura
que conviven en mi esencia maldita.
Soñarte es caminar
pisando un lecho de rosas
esperando poder amar
bajo la sombra de las mimosas.
Soñarte es descansar
dormida entre tus brazos
y mientras tanto aguardar
que la vida vuelva a retazos.
Soñarte es confiar
que el mañana será hermoso
a pesar de encadenar
mi corazón sin reposo.
Soñarte es…
Soñar.


miércoles, 8 de agosto de 2012

Relato: Amanecer



La sirena del puerto aúlla anunciando el amanecer, despejándome del sopor de una noche no dormida. Desde la cama, sin moverme por miedo a que me descubras observándote a hurtadillas, veo tu figura, aún desnuda, recortándose ante el ventanal, mirando al exterior mientras tus manos sostienen apartadas las cortinas.

Daría cualquier cosa por saber qué miras con tanto interés. Quizás un velero abandonando su amarre, dispuesto a internarse en lo mas recóndito de su amante azul; o una gaviota madrugadora llamando al sol con su desagradable graznido; quizás nuestras propias huellas en la arena de la playa; o mi primer gemido cuando hundiste tus manos entre mis piernas.

Estás muy callado, mirando con tus ojos azules un amanecer dorado que trae el zurrón repleto de esperanzas y buenos augurios. No te mueves ni un centímetro, como si tu cuerpo estuviese esculpido en mármol con martillo y cincel, otro David en manos de Miguel Ángel; pero tu cuerpo no está frío y, si me fijo, veo tu pecho subir y bajar al compás de tu respiración.

Tu mirada se vuelve hacia mí y me descubres, arrebujada en la cama, envuelta en el nórdico en esta mañana de invierno. No alcanzo a comprender cómo es que no tienes frío...

La sirena aúlla de nuevo y te arropa con su desagradable gritar. Te invito a la cama de nuevo y tu me sonríes mientras pasas las manos por tu larga melena, un gesto femenino que tu conviertes en tan masculino...

Me haces el amor de nuevo mientras la luz del sol invade poco a poco nuestro refugio; me haces gritar de placer olvidándome del resto del mundo, sintiéndote tan dentro de mí que me abrasas el alma. Te miro y tu imagen se desdibuja en mis ojos llenos de lágrimas.

De nuevo el día te arranca de mis brazos, dejando sólo el tenue aroma de tu perfume; y el largo esperar diurno se hace eterno mientras anhelo con ansias la llegada de la nueva noche y con ella, tu presencia.