CONTIENE SPOILERS.
Cuando empecé a ver la sexta temporada de El mentalista, tenía clara una cosa: como en el último capítulo John el rojo no estuviera bien muerto, Patrick Jane podría irse a tomar mucho por culo.
Pero lo que me esperaba fue mucho peor.
Debieron darse cuenta que el susodicho John sonrisitas se había convertido en un cansino y que si no daban carpetazo al asunto, la audiencia iba a mandarles a donde Cristo dio las tres voces por lo menos, así que se lo quitaron de encima de un plumazo en los primeros capítulos, cerrando el asunto de una forma rápida, burda y nada creíble.
Pero por lo menos John el colorao ya estaba muerto y bien muerto (y con unos cuantos cadáveres más de regalo), y la serie por fin podía avanzar, desaparecería el Jane obsesionado y podríamos disfrutar con su manera de resolver los casos y sus meadas fuera de tiesto.
Y es así... pero en el FBI. Interesante. Mantenemos a Lisburne y a Cho en el equipo (y lo que me pone a mí ese oriental), y añadimos caras nuevas.