CONTIENE SPOILERS.
Cuando empecé a ver la sexta temporada de El mentalista, tenía clara una cosa: como en el último capítulo John el rojo no estuviera bien muerto, Patrick Jane podría irse a tomar mucho por culo.
Pero lo que me esperaba fue mucho peor.
Debieron darse cuenta que el susodicho John sonrisitas se había convertido en un cansino y que si no daban carpetazo al asunto, la audiencia iba a mandarles a donde Cristo dio las tres voces por lo menos, así que se lo quitaron de encima de un plumazo en los primeros capítulos, cerrando el asunto de una forma rápida, burda y nada creíble.
Pero por lo menos John el colorao ya estaba muerto y bien muerto (y con unos cuantos cadáveres más de regalo), y la serie por fin podía avanzar, desaparecería el Jane obsesionado y podríamos disfrutar con su manera de resolver los casos y sus meadas fuera de tiesto.
Y es así... pero en el FBI. Interesante. Mantenemos a Lisburne y a Cho en el equipo (y lo que me pone a mí ese oriental), y añadimos caras nuevas.
Todo transcurre como esperas hasta los últimos episodios en que... Lisburne recibe una propuesta de matrimonio que acepta y se va a trasladar a Washington D.C. Y Jane, viendo que la está perdiendo, se de un golpe en el pecho y le declara su amor.
A ver. ¿En serio?
Sinceramente, me da la impresión que los guionistas están más perdidos que el conejo blanco sin reloj, y han decidido subirse al carro que inauguró Bones seguido por Castle. ¿Si en esas series ha funcionado, por qué no en esta? Muy sencillo, porque en las dos series antes mencionadas, el romance entre sus protagonistas se cuece a fuego lento pero es evidente desde el principio. Hay miradas intensas, silencios cargados de significado y muchas cosas más. Pero en El mentalista, eso no existe. Lo siento, pero yo no he visto ni una sola vez a Patrick mirar a Teresa de la misma manera que Seeley mira a Huesos, o Castle a Kate, así que no, no cuela ese amor desgarrador que confiesa en medio de un avión repleto de pasajeros, ni las lágrimas que derrama. Me parece más falso que un duro sevillano, y ya sabemos que Jane es egoísta, ególatra y un mentiroso consumado. Así que no me lo creí ni un tanto así.
No puedo decir que la temporada haya sido de mi agrado, pero esperaré a la siguiente para decidir si sigo o no.
¿Y vosotras! ¿Qué opináis de Patrick?
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