La
vida
a
veces
se
entromete y desespera,
se
lía y exaspera,
y es
tanta nuestra desazón
ante
tamaña injusticia
que
apretar los puños no basta
para
calmar la irritación.
Luchamos,
peleamos,
dientes
y uñas usamos
hasta
hacerlas sangrar,
y no
importa el fracaso
ni
conocer el resultado
pues
luchar por lo que amamos
no
es de valientes, sino de sensatos.