Editorial: Random House Mondadori, Narrativa Femenina/ Mayo 2010
Género: Contemporáneo
Título original: Star Gazing
Editorial original: Piatkus Books / Mayo 2008
Editorial original: Piatkus Books / Mayo 2008
Ciega de nacimiento, viuda al cumplir los veinte y ahora, a los cuarenta, sola. Marianne Fraser lleva una vida elegante y en el anonimato en Edimburgo con su hermana Luisa, una novelista de éxito. La naturaleza apasionada de Marianne encuentra consuelo y uno modo de expresarse en la música, un pasión que resulta que comparte con Keir, un hombre al que encuentra en su puerta una noche de invierno.Marianne ya se ha encontrado a un buen número de hombres que se sienten atraídos por ella debido a que desean rescatarla, pero Keir no hace concesiones a causa de su condición. Es un hombre brusco hasta rayar la grosería y, sin embargo, se muestra extrañamente amable. Pero ¿podrá Marianne confiar en sus sentimientos por aquel solitario desconocido que desea llevarse consigo a una mujer ciega a su casa en al isla de Skye para mostrarle las estrellas?
¿Cómo hablar de una historia que me
ha entrado directamente al corazón? Porque esto es lo que hace esta novela.
Golpea los sentimientos y las emociones con intensidad desde el primer momento
en que conocemos a Marianne. Y qué decir de Keir.
Quizá lo mejor será que primero haga
un pequeño resumen de la historia procurando no spoilear nada importante.
Marianne tiene cuarenta y cinco años y es ciega. No ve los colores ni las
formas de las cosas y se mueve en el mundo sustituyendo su vista por sus otros
sentidos: el tacto, el sonido, los olores. Nadie ha sabido explicarle para que
ella comprendiera cómo se ve una catedral, o una cadena montañosa o cualquier
otra cosa que escape a sus únicos sentidos viables. Hasta que llega Keir.
Es un hombre extraño, Keir. Un
hombre rudo de las Tierras Altas de Escocia apasionado por la ópera y la música
clásica. Y es el único capaz de explicarle a Marianne cómo se ven todas las cosas
que ella no es capaz de ver y que no se pueden tocar, oler u oír.
Es una novela llena de diálogos chispeantes que tanto hacen
esbozar una sonrisa como caer una lágrima. Son dos personas que llevan un
bagaje emocional intenso a causa de sus pasados y de lo que son, pero que se
complementan perfectamente el uno al otro.
No es una novela superficial en ningún sentido, de esas que nos
hacen pasar un buen rato con sus interminables páginas de sexo explícito pero
que no llevan a ninguna parte. Es una novela emocional, intensa, cruda en
algunos momentos pero inequívocamente romántica cien por cien.
A través de sus páginas descubrimos unos personajes llenos de
defectos y de dudas, de miedos y valentías, lo que los hace intrínsecamente
humanos. No hay héroes ni heroínas, ni grandes aventuras, aunque quizás narra
la mayor aventura que un ser humano puede vivir y es el descubrimiento de que
está vivo realmente a pesar del dolor que soporte su corazón.
Las partes de los diarios de Marianne y su hermana Luisa nos dejan
ver sus corazones de una forma descarnada que emociona intensamente y haciendo
que algunas veces sonrías. En los largos diálogos que mantienen Marianne y Keir
descubrimos poco a poco el carácter y el pasado de este hombre tan extraño y
nos sorprende su amabilidad y su infinita ternura. Y cuando es necesario,
aparece un narrador que nos cuenta lo que ve, ni más ni menos.
No es difícil explicar por qué esta novela me ha emocionado tanto.
Porque te la crees. Sus personajes son tan reales que hay momentos en que
esperaba que saltaran del papel para poder abrazarlos e invitarlos a una buena
taza de chocolate, recibirlos como a amigos recién encontrados. Sus pasados y
sus vidas presentes se meten bajo la piel y en sus momentos de miedos y dudas,
realmente tuve ganas de poder hablar con ellos para... no sé, quizá
escucharlos, aunque eso ya lo hacía a través de la palabra escrita.
Quizá la historia que relata es simple, pero no lo es en la forma
que lo hace. Oír, o mejor dicho, leer las descripciones que Keir hace para
Marianne para que ella pueda comprender lo que no ve, te muestra de una forma
descarnada el interior de un hombre que a cualquier mujer le gustaría sostener
entre sus brazos. No es para nada el típico macho alfa seguro de sí mismo y de
lo que quiere que tanto abundan en la novela romántica, pero no es tampoco un
pusilánime sin espíritu. Es un hombre apasionado, fuerte y tierno a la vez, que
se esconde a sí mismo de todo el mundo excepto de Marianne.
Una novela que me ha llegado directamente al corazón y que
recomiendo para leerla en soledad, quizá delante de un buen fuego en una casita
rodeada de nieve perdida en la isla de Skye.
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