En los callejones donde el mal habita
levanta la voz la esperanza, ahíta
de salvadores con palabras vanas,
de redentores de gestos vacíos.
Entre las sombras y un suspiro,
levanta la mano una voz amiga
que calma y amansa el miedo que embarga
cuando tu mente traiciona tus sentidos.
En medio del vacío cuando todo es nada,
cuando el sonido grita la angustia hueca,
solo el recuerdo de lo vivido ayuda
a escapar de la pesadilla, como una muñeca
de ropas raídas y sonrisa huesuda
vestida de nuevo con ropas de seda.
0 susurros a mi conciencia:
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