Culpas inocentes que entumecen las almas,
rabia la sangre que las comete,
hunden los hombros que las cargan,
vacían el sueño del que se entromete.
Culpas malditas que arrasan verdades,
corre la sangre que mancha las manos,
curva los hombros y arrastra al infierno,
llenan los sueños de los que no quieren.
La verdad convalece en cunas de seda,
arropada por el amor que todo lo calma:
sana la mente a quien desespera
y cura las almas que éstas hieren.
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