Como sabéis los que habéis leído el primer libro de DESDE EL AMANECER, inicio cada capítulo con un poema original. Éste que leeréis a continuación es el que inicia el capítulo uno del segundo libro, en el que estoy trabajando ahora mismo y está a punto de llegar a su fin.
Templo de gritos mudos,
Catedral de hipocresía,
que va arañando los muros
con plena alevosía.
Lugar de dolor y muerte,
que va rasgando la herida.
Siempre inundando la mente
de Oscuridad compartida.
Aterrados y olvidados
entre estas cuatro paredes,
yacen los condenados
aullando sus padeceres.
Infortunio de prisión
de aberrantes pecados,
instituye su misión
mantenerlos apartados.
Cárcel sin guardián,
muros de roca viva.
Dentro, los muertos gritan
viviendo su pesadilla.
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