Es su primera temporada en Londres y la joven Annabel Winslow ya ha conseguido un pretendiente. El conde de Newbury, un anciano repugnante que solo busca heredero para su fortuna, le ha propuesto un matrimonio de conveniencia que solucionaría la penuria económica de su familia tras la muerte de su progenitor. A pesar de sus reservas hacia el noble, Annabel no ve otra salida a las difíciles circunstancias a las que se enfrentan los suyos y ya ha tomado una determinación. Hasta que el atractivo canalla Sebastian Grey, sobrino del conde y aspirante a su título y fortuna, se cruza en su camino hacia el altar. ¿Qué hacer? ¿Seguir la lógica y los dictados de las convenciones y entregarse a una vida lúgubre e infeliz o capitular ante la desaforada pasión que ha nacido con una simple mirada y un roce casual?
Annabel Winslow es el tipo de protagonista femenina que me encanta en la novela histórica. Dulce e inocente por un lado, pero picarona y terriblemente decidida por otro. Una mujer que se encuentra en una terrible encrucijada: su padre está muerto, la familia arruinada, y todos dependen de ella para no acabar en la indigencia. Sus abuelos maternos, ricos pero enfadados con su madre porque hizo un matrimonio por debajo de sus posibilidades en contra de sus designios, en lugar de hacerse cargo de la familia (lo que hubiera sido lógico y natural), solamente acceden a pagarle una temporada en Londres para buscarle un marido rico que pueda mantener a su maravillosa pero empobrecida familia. Y el marido que le encuentran es un viejo baboso y lascivo conde que se obsesiona son sus caderas y que tiene la misma edad que su abuelo.
Pero el destino tiene otros planes para ella, y pone en su camino a Sebastián, un “presunto”. Presunto heredero del conde, presunto vago, presunto don nadie cuyo único objetivo en la vida es vivirla. Un presunto cabeza hueca sin oficio ni beneficio, sin fortuna ni título, que sólo es aceptado por la aristocracia porque es el sobrino y heredero del susodicho conde baboso y lascivo que se ha empeñado en casarse con Annabel.
Pero Sebastián no es lo que todo el mundo cree, y cuando Annabel va descubriendo capa tras capa, todo lo que este hombre esconde debajo de esa apariencia de bon vivant, se enamora irremisiblemente.
Pero, por supuesto, su familia es lo primero, y se ve en la necesidad de tomar una decisión que puede abocarla a un matrimonio que la hará terriblemente desgraciada con el insufrible conde pero que salvará a su familia, o seguir los dictados de su corazón y condenar a su familia a la pobreza.
Me encantan las historias que tienen el punto justo y equilibrado de drama, comedia, ternura, enredos, calamidades, melancolía, amor y pasión. Si a eso le unimos unos protagonistas absolutamente carismáticos y unos secundarios de lujo (el malo malvadísimo y repugnante conde es digno de las novelas góticas que escribe Sebastián, y la abuela de Annabel, toda una caja de sorpresas que al final te acaba dejando con la boca abierta), tenemos una novela digna y totalmente recomendable para pasar un buen rato leyéndola.
Me encantan estas novelas, el granuja con un gran fondo y la chica que sabe verlo. Me la apunto, gracias por la reseña ;)
ResponderEliminarHola guapa!
ResponderEliminarTe he dejado un par de premios en el club:
http://elclubdelasescritoras.blogspot.com.es/2013/05/dos-premios-mas-para-la-coleccion.html
Espero que te gusten!
Bs!
Soy fan de Julia Quinn, me gustan sus familias, sus histórias y su escrita. Este aun no lo leyí, Y tendré que hacerlo!!! Gracias querida por tus excelentes reseñas.
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