2 de Marzo, 1810...
Hoy me he enamorado.
A los diez años Miranda Cheever no muestra signo alguno de convertirse en una gran belleza. Y ni siquiera a esa temprana edad Miranda ha aprendido a aceptar las expectativas que la sociedad tiene depositadas en ella... hasta la tarde en que Nigel Bevelstoke, el guapo y elegante vizconde Turner, besa solemnemente su mano y le promete que un día madurará y se convertirá en una mujer tan hermosa como inteligente. Y ni siquiera a los diez años Miranda sabía que le amaría para siempre.
Pero los años siguientes se han mostrado tan crueles para Turner como amables ha sido para Miranda. Ella es tan fascinante como osadamente predijo el vizconde aquel memorable día... y aquel hombre se ha convertido en un hombre solitario y amargado, destrozado por una devastadora pérdida. Pero Miranda jamás ha olvidado la verdad que dejó por escrito en aquel papel tantos años atrás... y no permitirá que el amor que es su destino se le escape de entre los dedos...
Poco a poco, Julia Quinn se está convirtiendo en una de mis autoras de romántica histórica preferidas (una más a la lista), aunque en un principio no me convenció como otras autoras con un estilo parecido (para mí, Loretta Chase sigue siendo la reina de la comedia).
En Los diarios secretos de Miranda, nos presenta a una protagonista que, a pesar de su juventud, es una mujer decidida, inteligente, madura, que se enamoró con sólo diez años del hermano mayor de su amiga. Ha luchado contra ese sentimiento durante mucho tiempo, diciéndose a sí misma que no había sido más que un encaprichamiento infantil, pero al llegar a la edad adulta, se da cuenta que su amor es tan real, sincero y profundo como imposible.
Turner ya no es ese muchacho amable, alegre e inocente que era con diecinueve años, cuando Miranda se enamoró de él. La continuas infidelidades de su ya difunta mujer Leticia lo han dejado vacío, y lo han convertido en un hombre frío, amargado, hiriente y superficial. Siempre ha visto a Miranda como a una hermana, y por eso se sorprende desagradablemente cuando se da cuenta que la desea como mujer.
Es una novela de “tiras y aflojas”, de “deseo pero no quiero”, por parte de ambos protagonistas. Miranda lo ama pero sabe que no es correspondida; Turner la desea pero se niega a ser consciente de lo que siente realmente por ella, y en ese mar de dudas transcurre toda la historia hasta que, al final, cuando está a punto de ocurrir un trágico desenlace (hartamente previsto y esperado, por lo que no sorprende), puede pronunciar las tan temidas palabras te quiero.
Lo mejor de Julia Quinn es que es capaz de convertir una historia trillada en algo que parece nuevo gracias a sus diálogos llenos de humor ácido, a su prosa atrayente y al carisma que sabe inocular a sus personajes.
En Los diarios secretos de Miranda, nos presenta a una protagonista que, a pesar de su juventud, es una mujer decidida, inteligente, madura, que se enamoró con sólo diez años del hermano mayor de su amiga. Ha luchado contra ese sentimiento durante mucho tiempo, diciéndose a sí misma que no había sido más que un encaprichamiento infantil, pero al llegar a la edad adulta, se da cuenta que su amor es tan real, sincero y profundo como imposible.
Turner ya no es ese muchacho amable, alegre e inocente que era con diecinueve años, cuando Miranda se enamoró de él. La continuas infidelidades de su ya difunta mujer Leticia lo han dejado vacío, y lo han convertido en un hombre frío, amargado, hiriente y superficial. Siempre ha visto a Miranda como a una hermana, y por eso se sorprende desagradablemente cuando se da cuenta que la desea como mujer.
Es una novela de “tiras y aflojas”, de “deseo pero no quiero”, por parte de ambos protagonistas. Miranda lo ama pero sabe que no es correspondida; Turner la desea pero se niega a ser consciente de lo que siente realmente por ella, y en ese mar de dudas transcurre toda la historia hasta que, al final, cuando está a punto de ocurrir un trágico desenlace (hartamente previsto y esperado, por lo que no sorprende), puede pronunciar las tan temidas palabras te quiero.
Lo mejor de Julia Quinn es que es capaz de convertir una historia trillada en algo que parece nuevo gracias a sus diálogos llenos de humor ácido, a su prosa atrayente y al carisma que sabe inocular a sus personajes.
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