miércoles, 30 de octubre de 2013

Las mujeres los preferimos ricos.

Me refiero a las novelas románticas, claro, aunque si se da la oportunidad en la vida real, no le vamos a hacer ascos a un dulce...

Prácticamente, todos los protagonistas de las novelas de romántica y erótica que están triunfando, tienen más dinero que tío Gilito; da igual si es en contemporánea, histórica o paranormal. Que sean altos, guapos y muy fuertes, es comprensible. ¿Quién quiere uno bajo, rechoncho y feo? A éstos ya los vemos diariamente por la calle. A los guapos es más difícil verlos (¿será que hay pocos o es que se esconden?). Y si encima los queremos ricos, tenemos que conformarnos con mirar las fotos por google...

La pregunta del millón es por qué nos parecen más interesantes los hombres ricos y poderosos. ¿Qué es la erótica del poder?


Desde tiempos inmemoriales, los roles del hombre y la mujer han estados predefinidos por la fuerza bruta de ellos y la maternidad de ellas. La mujer paría los hijos, recolectaba, cocinaba, cuidaba de los niños... mientras ellos iban de caza y guerreaban con las tribus vecinas para mantener el territorio. El rol del hombre siempre ha sido el de proveer a la familia el sustento necesario para sobrevivir: la carne para comer, las pieles para cubrirse y no pasar frío, protegerla de los ataques de las alimañas... Así ha sido durante siglos hasta la llegada de la revolución feminista, en que las mujeres tomamos el mando de nuestras propias vidas, nos independizamos de la protección masculina, y salimos a la calle a ganar nuestro propio sustento sin necesidad de pedir permiso a nadie. 

La incorporación de la mujer al mercado laboral propició que cambiáramos nuestra manera de pensar consciente: ya no necesitábamos a un hombre para que nos proveyera de lo necesario. Pero una cosa es lo que nuestra cabeza sabe, y otra muy distinta lo que nos ha sido transmitido durante siglos de condicionamiento genético.

Porque nuestro instinto nos impulsa a sentirnos atraídas por hombres fuertes capaces de protegernos y cuidarnos, aunque esa "fortaleza" hoy en día ha dejado de ser física, para pasar a ser económica. Ya no es necesario que el hombre salga a cazar y a enfrentarse con peligrosos animales salvajes para poner el chuletón en la mesa, ni debe luchar contra otras tribus o clanes para mantener la posesión del territorio: hoy en día sólo es necesario que tenga una cuenta corriente abultada.

Por eso no es una frivolidad que sigamos soñando con hombres ricos y busquemos a esos hombres en la imaginación a través de las letras, pues es nuestro instinto lo que nos impulsa. No se trata de tener ropa cara, ni las mejores joyas (aunque eso no viene mal) sino de tener la tranquilidad que estamos cuidadas y protegidas. Con el dinero mantenemos un techo sobre nuestras cabezas, llenamos la nevera, pagamos las facturas, compramos lo necesario para protegernos del frío; el dinero da protección y seguridad.

Los protagonistas de las novelas románticas actuales mezclan estos dos clichés: el del guerrero fuerte y agresivo con el industrial rico y poderoso. Por eso la mayoría de protagonistas que nos hacen suspirar son ricos y poderosos. Y esa es, creo, la erótica del poder.



8 comentarios:

  1. Los hombres se creen que sólo nos gusta el dinero, cuando es la seguridad y la confianza en sí mismos que tienen lo que nos seduce. Hablo por mí)

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  2. Que madre!!!!! Es la pura verdad...tanto que asusta

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  4. Habría que preguntarle a una mujer rica que espera del hombre de sus sueños...sería interesante saberlo. En lo personal, me llama en la vida "real", el hombre extremadamente inteligente, de buena apariencia, pero fundamentalmente seguro. Sí tiene dinero creo que es parte de los factores anteriores, uno no puede imaginarse, creo, un hombre inteligente y seguro que no tenga un buen pasar económico. Pero sí esa ecuación le agregas que sea honesto, es fundamental, los hombres de nuestras novelas pueden ser rudos, poderosos, impresionantemente inteligentes pero básicamente son HONORABLES. Ese cliché nos hace menos mercenarias y más selectivas. Mis héroes de novela responden todos a un patrón bastante similar, Derek Craven un tipo de las calles que merced a un casino sale de las cloacas y se convierte en un hombre honorable por amor, Adam Savage que no es millonario ni aristócrata sino dueño de una plantación, Eliah Al Saud, un príncipe por nacimiento, mercenario pero su encanto no está en su dinero o poder sino en la habilidad particular para utilizar su agencia en procurar más bien que mal, exuda sensualidad pura y salvaje como los otros dos y finalmente uno superpoderoso, dueño de algo que todos anhelamos en secreto: la inmortalidad. Rafael el arcángel de New York...sí todos son millonarios...pero creo que la admiración no viene sólo por el dinero sino por su habilidad para conseguirlo. Aún cuando cada uno de ellos fuera pobre, serían los tipos más interesantes para conocer pero no está en su naturaleza, son ambiciosos y dominantes, el cóctel es incluir todo, batir y servir. besos ahora sí, sin tantos errores

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    1. Gladys de que novela es Adam Savage?
      Por lo demás estoy de acuerdo contigo.
      Besos

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  5. No sé. A mí no me llaman más la atención otros encantos. Me gustaría estar forrada, claro, pero estar forrada yo, no mi chico. Será que soy muy "dominanta", pero no me gustaría depender de la pasta de otro.
    En ese sentido, no, no me gustan los protagonistas millonetis, pero será que soy rara.

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  6. Genial la entrada... Yo estoy con Gladys, creo que es más el que el hombre sea inteligente y capaz, que sepa cómo ganar el dinero y lo haga de forma segura; no quizá tanto que tenga ya el dinero. Es decir, si es rico de cuna... no sé yo si en realidad sería más bien un handicab, porque eso significaría que lo habría tenido prácticamente todo hecho desde siempre. Me gustan más, los que son capaces de levantar su negocio de la nada, los que se lo han currado y han llegado a donde están a base de esfuerzo personal, inteligencia y tesón. ¡Ay! suspiro por esos... Porque significa que no se vendrán abajo ante cualquier problema, que serán capaces de solucionar lo que sea, si se empeñan en ello y eso, eso, es lo que a mí me da la seguridad, la confianza. No sé si lo he explicado bien...

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  7. Creo que esos estereotipos tienen también una raíz cultural que viene desde los cuentos de hadas. Durante siglos, una mujer no ha sido nada sin un hombre. Las madres, abuelas, hermanas, etc. preparaban a sus iguales para gustar a hombres, y hombres cuanto más ricos, mejor. Nadie quiere ser un muerto de hambre. Así que las mujeres son instruidas desde niñas en que lo mejor que les puede pasar en esta vida es conseguir enamorar a un tío con pasta, y si es guapo, mejor.

    A mí personalmente me gustan las novelas en las que el tío es pobre como una rata y se abre camino de verdad para prosperar y conseguir a la chica ^^ eso sí me parece superación y romanticismo a tope.

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